Con motivo del Bicentenario, el Ministerio de Educación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires encargó la creación de una obra intelectual para enviar a los docentes y aprendices de la enseñanza media de la ciudad. Finalizado el texto, el Ministro, Esteban Bullrich, decidió no publicarlo por razones ideológicas. En su sitio web personal expresó que “La única censura ideológica que existe es que los chicos aprendan sólo una parte del conocimiento”. ¿Ficción? Lejos está de serlo. Es la pura realidad. Un Ministro de Educación que expresa sin tapujos que “censura ideológicamente”. Según nos cuenta Nora Veiras en Página 12:
“El ministro de Educación del gobierno porteño, Esteban Bullrich, adoptó una decisión PRO para zanjar la polémica por los textos no publicados sobre el Bicentenario: los colgó en estebanbullrich.com. Apeló a una privatización virtual para difundir los materiales elaborados por los historiadores de su cartera.”
Los argumentos de Esteban Bullrich fueron publicados, no en el sitio web oficial del Ministerio de Educación, sino en su sitio Web personal. Increíble, pero expresa:
“Quiero destacar que este debate no es sólo acerca del material del Bicentenario, sino acerca de cómo queremos que nuestros chicos se eduquen. La única censura ideológica que existe es que los chicos aprendan sólo una parte del conocimiento.”… “¿Queremos que los chicos piensen lo que nosotros queremos? o ¿Queremos que ellos puedan formular sus propios puntos de vista?”.”
Lo que Bullrich no comprende es que la cita de Voltaire que abre su post y sus argumentos [“Yo no pienso como usted, pero daría mi vida para que usted pueda seguir defendiendo lo que piensa”] se contraponen radicalmente con la censura ideológica que lleva adelante desde el Ministerio. La frase de Voltaire se sustenta en la libertad de expresión y no en la censura ideológica. Es cierto, Voltaire daría la vida, pero el Ministro con esta actitud ¿no la está quitando? En igual sentido, esta frase de Voltaire invita a discutir, argumentar, dar lugar a la expresión, pero con esta actitud el Ministro, ¿no está más a favor de desaparecer argumentos de la esfera pública educativa a través de la censura ideológica que practica?
Ayer por la tarde la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE) se movilizó, justamente, por esta censura ideológica. Según cita Nora Veiras en Página 12:
“Desde la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE), Eduardo López dijo a Página/12: “Pedimos que la publicación llegue a todas las escuelas. No hay una historia total, sino una historia hegemónica con pretensiones de totalidad, el que limita el pluralismo es él”.
Para complicar aún más las cosas, Bullrich no colgó el pdf en cuestión en un sitio del Ministerio de Educación, sino, en servidores comerciales con publicidad (tal vez en EE.UU o la Unión Europea). ¿Qué necesidad de hacer algo así? Ninguna, pero lo hizo. Ahora, ¿es legal? Claro que no. ¿Qué es lo que él, personalmente, puede hacer con obras intelectuales que tienen un carácter público y que están bajo titularidad del Gobierno de la Ciudad Autónoma? El Sr.Bullrich ha dispuesto personalmente de una obra intelectual desde su sitio web, estando fuera de sus funciones de Ministro. Es decir, que ha copiado ilegalmente una obra de carácter público que, a su vez, no tiene ninguna referencia de estar liberada o bajo licenciamiento abierto.
Además de la censura ideológica, es sorprendente que se (in)disponga de semejante forma algo que nos corresponde a todos por haber pagado nuestros impuestos. Por haber actuado de semejante forma, quienes accedan a este PDF ahora no pueden saber claramente qué es legal o ilegal. Una vergüenza. Creo que habría que llamar a todas las escuelas a trabajar con este texto. Sería un excelente ejercicio sobre la libertad de conciencia, sobre la libertad de expresión, sobre el aprendizaje de la libertad y sobre el espíritu del Bicentenario.
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